domingo, 26 de diciembre de 2010

(Not) Everyday Is Like Sunday

Hoy, me levanté creyendo que era lunes. Me levanté con la esperanza de que fuera lunes.
Me deprime ver todos los negocios cerrados y pensar que dentro de ellos ya no hay nada más que las ruinas que dejó a su paso el huracán de consumismo que arrasa con todos en esta época en que pènsamos tanto en el Niño Dios, en la familia y en cuantas cajas de sidra hay que comprar.
En fin, sólo hay algo peor que los domingos y son los domingos que fueron precedidos por un feriado, en especial si ése feriado tiene la magnitud del que acabamos de pasar, que deja la calle desolada y esperando a que pase la planta rodante para darle el toque final a la escena de pueblo fantasma.
Los feriados que caen sábado son horrorosos porque son un día que parece domingo antes de un domingo verdadero y a mi los domignos no me gusta. Me deprimen y ni siquera están abiertos los kioscos como para ahogar mis penas en Mantecol.
Oh, Domingo, ese día tan especial, que  nos empuja y nos empuja hacie una profundidad mental que sólo puede darse el único día en que la tele no nos hipnotiza porque sólo tiene para ofrecernos repeticiones de las repeticiones de los Simpsons y películas que fueron filmadas antes de que se inventara el ingenio. Y nosotros, aguantamos porque debemos aguantar hasta que sea lunes y volvamos a las insustanciales actividades que alejar de nuestras neuronas cualquier tipo de pensamiento sobre la vida misma que pudíeramos llegar a concebir, como quien aleja las moscas con el espantamoscas de plástico.
Pero mañana es lunes y ya puedo volver a distraerme de mi misma con las miserias de otra gente que no es acosada por esos fantasmas míos que tanto conozco sino por el Dr. Cormillot o Jorge Rial y así, va a estar todo bien. Mañana.

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