domingo, 6 de febrero de 2011

Pieces of me

Mientras acomodaba mi ropa me enocontré con el símbolo mismo del pico de mi adolescencia: el piloto amarillo que compré bajo esa lluvia que aquel 22 de febrero desató mis dulces días de neumonía (probablemente de haberlo comprado media hora antes me hubiera ahorrado la agonía que sufrí subsecuentemente, pero la inutilidad de min neuronas en estado 'recital' no son el tema de hoy).
La cuestión es que verlo ahí, tan fluorescente como siempre me hizo pensar en todas esas cosas que no tiro sólo porque a mi me parecen significativas. Y no me refiero a cosas que de verdad puedan resultar no-revoleables sino a todas las porquerías que acumulo porque porque me recuedan algo o porque aunque ya no me acuerdo qué debería recordar viéndolas, hace tanto que las tengo que me da pena deshacerme de ellas.
Son mis cosas y por más de que el departamento de salud ambiental pueda decir lo contrario, no le hacen mal a nadie.
El día que mis herederos se hagan acreedores de mis pertenencias se van a encontrar con un montón de lo que les parecerá basura... y juro que si tiran algo vendré desde el más allá a vengarme.
Si, voy a hacer un fantasma vengativo. Y cuando lo sea quiero mi propio episodio en 'Paranormal State' y una mención en 'Predicciones'.